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Derecho a reparar: el país que intenta cambiar la cultura de tirar a la basura las cosas viejas

París alberga algunos talleres o “cafés de reparación”, iniciativas mensuales gratuitas que le permiten a los residentes locales reparar artículos domésticos y electrónicos con la ayuda y el asesoramiento de voluntarios entusiastas. Inspirándose en la iniciativa lanzada por la periodista Martine Postma en Ámsterdam en 2009, cientos de talleres similares operan en toda Europa.

El mundo generó cerca de 45 millones de toneladas de residuos electrónicos en 2016, cuando consumidores y empresas tiraron a la basura smartphones, computadores y electrodomésticos evaluados en US$ 62,5 billones. Y apenas 20% de todos estos equipos es reciclado de manera adecuada. En Europa, donde el problema es particularmente grave, los investigadores estiman que solamente entre el 12% y 15% de los teléfonos celulares son reciclados de forma apropiada a pesar de que cerca de 90% de la población posee uno.

Y la previsión es que los residuos electrónicos, que muchas veces se envía ilegalmente de Occidente para enormes vertederos tóxicos en países como Filipinas, Gana, Nigeria y China, debe llegar a más de 52 millones de toneladas hasta el fin del año 2021 – y duplicar su volumen hasta el 2050, volviéndose la basura doméstica que más crece en el mundo.

El impacto ambiental varía de emisiones gigantescas de carbono a la contaminación de fuentes de agua y de cadenas de abastecimiento de alimentos. Pero, con las reparaciones, una parte significativa de ese desperdicio podría evitarse.

De acuerdo con un estudio de la Agencia Francesa del Medio Ambiente y Gestión de Energía, apenas 40% de los daños electrónicos son reparados en Francia.

Las investigaciones, por su parte, indican que casi dos tercios de los europeos prefieren arreglar sus productos que comprar nuevos.

En un esfuerzo por reducir esta enorme cantidad de residuos evitables, la Asamblea Nacional Francesa votó el año pasado a favor de instituir un índice de clasificación de “reparabilidad” para electrodomésticos como lavadoras, cortadoras de césped, televisores y smartphones.

Al hacer esto, el gobierno francés espera aumentar la tasa de reparación de dispositivos electrónicos en 60% en cinco años.

Las reglas entrarán en vigor en enero y exigen que los fabricantes coloquen clasificaciones en sus productos – algo semejante al sistema de clasificación de eficiencia energética que ya está ampliamente implementado.

Se calculan basándose en cinco criterios: facilidad de reparo, precio de los repuestos, disponibilidad de los repuestos, disponibilidad de la documentación para la reparación y una medida final que varía dependiendo del tipo de dispositivo.

Después del primer año, una multa de hasta 15 mil euros será impuesta a los productores, distribuidores y vendedores que no cumplan la medida.

El proyecto de ley también prevé un índice de “durabilidad”, a partir del 2024, que tendrá en cuenta nuevos criterios como confiabilidad y robustez del producto.

El esquema de clasificación fue presentado como el primero de este tipo en el mundo, preparando el terreno para que otros países sigan esta tendencia.

La expectativa es que el sistema francés dé inicio a una carrera entre las empresas para mejorar la “reparabilidad” de los productos.

Los estudios preliminares sugieren que el aumento de las reparaciones puede tener un gran impacto. Un análisis de la Agencia Europea del Medio Ambiente (EEB, sigla en inglés), una red de organizaciones ambientales en Europa, concluyó que extender la vida útil de todas las lavadoras, portátiles, aspiradoras y smartphone en la Unión Europea en un año economizaría cuatro millones de toneladas de dióxido de carbono anualmente hasta el año 2030, el equivalente a sacar dos millones de coches de las carreteras cada año.

Sin embargo, los activistas ven una falla grave en el índice de reparabilidad de Francia: el hecho de que la evaluación la realice el mismo fabricante, y no un órgano independiente.

En diciembre de 2019, la Unión Europea adoptó sus primeros requisitos del diseño ecológico para electrodomésticos, como heladeras, lavadoras, iluminación y pantallas.

A esto le siguió el Acuerdo Verde de la Unión Europea y el nuevo Plan de Acción de Economía Circular, con el compromiso explícito de explotar el “derecho de reparar”. Desde entonces, la Comisión Europea ha lanzado procesos de consulta que han examinado conjuntos más amplios de productos, como telas, muebles y baterías.

Más recientemente, en noviembre, el Parlamento Europeo aprobó un informe a favor del establecimiento de reglas más rígidas sobre el “derecho a reparar”.

También hay avances a nivel nacional. En Austria, el gobierno redujo el IVA (Impuesto sobre el Valor Añadido) a la mitad en ciertas reparaciones al 10%, y varios estados han introducido un sistema de vales de hasta 100 euros para financiar las reparaciones. En Hungría, el gobierno ha extendido el período de garantía para ciertos electrodomésticos hasta tres años.

Además de esto, Australia divulgó un informe sobre el “derecho a reparar”, y las conclusiones deben presentarse dentro de poco tiempo, mientras tanto algunos estados de Estados Unidos tienen el derecho de reparar en vigor desde hace una década, a pesar de que se ha centrado principalmente en vehículos.

Estos avances también van a exigir cambios significativos en la forma como los fabricantes de bienes de consumo operan actualmente y en los productos que fabrican, dice Chloe Mikolajczak de la campaña Right to Repair, una coalición de 40 organizaciones en 15 países europeos.

Muchos audífonos inalámbricos, señala, no se pueden desmontar ni reparar; una vez que se agotan las baterías, es necesario descartarlos; por su parte los smartphones son cada vez más complejos con múltiples cámaras, lo que los hace más difícil de reparar.

Fuente: https://www.bbc.com/portuguese/vert-fut-56172381

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